"Alojín, el zapatero", por Bruno González

 

Alojín, un zapatero de una aldea de Rusia era jefe de su zapatería. Allí trabajaba un niño llamado Vanka, el cual era maltratado por Alojín, ya que este lo golpeaba, y no lo alimentaba bien.

En la noche de Navidad, Alojín tenía que irse a una fiesta, así que tuvo que dejar solo a Vanka, pero sospechaba y no confiaba en el niño. No lo podía llevar, así que tuvo que recurrir a las amenazas: lo dejaría solo pero si hacía algo estaría en problemas.

Vanka, aprovechando esto, ignorando la advertencia de Alojín, habló con uno de sus amigos de la aldea, y arregló para que su padre, que estaba en contra del trabajo infantil, lo fuera a buscar durante las fiestas. Pudieron concretar el plan pero Alojín alcanzó a verlos cuando se alejaban de la aldea, salió con sus caballos y comenzó a perseguirlos, pero no obtuvo un buen resultado, ya que sus caballos estaban muy maltratados y mal alimentados. Como segunda opción, llamó a su vecino, pero este lo rechazó ya que el zapatero nunca lo saludaba ni lo consideraba un amigo.

Alojín, al ver la situación, llamó a la policía para declarar que habían raptado al niño (lo cual era mentira). La policía fue en busca de Vanka y sus amigos, los cuales habían parado a descansar y comer. Resulta que la policía los encontró, y pidió explicaciones de por qué habían raptado al niño.

-Pero ¿qué? -exclamó el padre del amigo de Vanka.

-Un tal Alojín nos informó que ustedes secuestraron a su trabajador -dijeron los dos oficiales.

-¡¡Eso es mentira!! - dijo Vanka enojado-. Yo les dije que me llevaran, ya que ese Alojín me maltrata mucho y no me da de comer.

Los policías, al oír esto, fueron directamente a arrestar a Alojín por maltrato y por mentirle a la policía.

Alojín fue a prisión, y Vanka, junto a sus amigos, estuvieron un largo tiempo buscando la aldea de su abuelo. Finalmente la encontraron y pudieron reencontrarse con él y con su amiga Olga.

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