"Constantino", por Santiago Cardelino

 

Constantino Makarich era un viejito que, a la edad de sesenta y cinco años, trabajaba como guardia nocturno en la casa de los señores Chivarev. Constantino era un viejito enjuto y vivo, siempre risueño y con ojos de bebedor. Solía pasar tiempo en la cocina de la casa con los cocineros para divertirse un rato. Él también era el abuelo de un niño llamado Vanka. Este quedó huérfano siendo muy pequeño.

Constantino tuvo una vida muy difícil, siendo niño tenía que ayudar a sus padres en el trabajo, en las tareas de las diferentes casas de los amos que les tocó trabajar. En esos lugares, desarrolló tareas de cuidar animales, trabajar la tierra, limpiar, cocinar o cualquier actividad que pudiera realizar.

Allí, el trabajo que realizaban se pagaba con comida y con un lugar para dormir. Toda su vida hizo ese tipo de trabajos, pero no le impidió formar una familia, tener un hijo y también tuvo la suerte de tener a un nieto que recibió de nombre Vanka. Todos los lugares de trabajo eran muy duros y con climas muy adversos. Es así, que durante un invierno muy cruel, los padres de Vanka fallecieron.

Vanka estuvo un tiempo con su abuelo, pero Constantino siempre preocupado para que Vanka tuviera una mejor vida que él y sus padres, buscó que aprendiera un oficio, es así que decidió que lo mejor era que su nieto de nueve años fuera a la casa del zapatero Alojín para aprender el oficio de zapatero.

Ya han pasado tres meses desde que Vanka se ha ido de la Aldea y lo extraña muchísimo, recuerda en estas fechas de Navidad, cuando iban juntos al bosque a buscar el árbol que sería el árbol de Navidad de la casa de sus amos. Constantino extraña mucho a su nieto y piensa que quizás fue muy apresurado enviarlo a otro lugar siendo tan chico.

Al extrañar tanto a Vanka, Constantino decidió pedirle unos días libres a sus amos para poder ir a buscarlo. Al pensar esto, él fue convencido de que no le iban a negar su solicitud, pero para su sorpresa le dijeron que justo en ese momento no se podía ausentar porque había mucho trabajo para hacer.

Constantino, después de esa respuesta de sus amos se fue triste a seguir haciendo las actividades en el campo y finalmente cuando llegó a su habitación, siguió pensando qué otras alternativas tenía para reencontrarse con su querido nieto. Él pensó ir a buscar a Vanka a la zapatería de Alojín pero no sabía si estaría en el mismo lugar.

Estuvo muchos días triste, pensando cómo hacer. Un sábado, cuando estaba cuidando los campos notó que algo venía corriendo desde la oscuridad. Se acercó para ver lo que estaba pasando y no podía creer lo que estaba viendo.

Era Vanka, venía corriendo desde hacía horas para poder encontrar a su abuelo. Estuvo preguntando por las calles, a ver si sabían en dónde se encontraba, hasta que finalmente una persona le pudo decir la ubicación exacta y fue ahí donde empezó a buscarlo.

Constantino al darse cuenta de que era Vanka, lloró de la felicidad, ya que él estaba buscando la forma de encontrarlo hacía tiempo. Al acercarse a Vanka, lo primero que hizo fue darle un fuerte abrazo y contarle lo mucho que lo extrañaba, y después lo llevó a tomar algo caliente. Como el niño estaba muy cansado, se durmió enseguida, feliz de estar junto a su abuelo.

Al otro día, Vanka le contó todo lo mal que había pasado y todo lo que le habían hecho sufrir, por eso el abuelo decidió que se quedara junto a él, y a partir de ese momento comenzó una nueva vida para ambos.




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