"El abuelo", por Emilio Correa
Hola, ustedes ya saben quién soy: el gran abuelo de Vanka, su superhéroe. Hace tanto que no veo a mi nieto, todos en el pueblo lo extrañan, siempre ayudaba a cualquier persona aunque no lo conozca, siempre te ayudaba sin dudarlo. Sobre todo yo hace demasiado tiempo que no lo veo, no sé cómo le irá en el trabajo de zapatero, no creo que le vaya mal ya que todos parecen buenas personas, todos sin duda saben quién soy y a qué me dedico.
Cuido una casa de ricos. Para los ladrones tengo hecha un trampa, no es letal ni les hace daño, sino que los espanta, es como un espantapájaros pero que hace ruido, entonces cuando vienen los ladrones además de los perros que les infligen miedo se suma mi creación. Sin duda que no logran entrar y yo me quedo durmiendo igual, siempre atento ya que capaz se avivan y logran meterse... Bueno volviendo a lo mío, en la noche es eso en el día... ufff cómo cambia, ya estoy muy viejo para tantas cosas pero hasta que no me lastime gravemente no paro.
Hoy fui a cazar para la cena, fui con Serpiente, siempre quiere morder así que imagínense cuando ve a un animal no para; yo por si las dudas voy con una escopeta para mi defensa contra los lobos y osos, es raro encontrarte uno de esos pero la posibilidad existe, siempre es posible y tenía que hablar para que sucediera (para el que no sabe, estamos en Moscú, Rusia, y es posible encontrar lobos y osos), me encontré una manada de lobos, a Serpiente nunca lo vi con tanto miedo, yo no sabía qué hacer si esos malditos lobos se acercaban a mí, pero no iba a dudar en disparar, además de decirle a Serpiente que atacara también. Si ese maldito perro no atacaba iba a estar en problemas; por suerte no me atacaron, uno casi me ataca pero tenía tanto miedo que no iba a hacer nada, bueno luego de eso, claramente me fui y para cenar me quedaría con verduras y lo que haya, y si sobró carne sin duda que se comería bien.
Cada día que pasa pienso cómo estará Vanka. Tengo ganas de verlo, quisiera poder mandarle una carta, le mandaría una o dos al día solo para saber cómo está. Luego de esa rica comida me tuve que ir a dormir ya que soy un viejo, no alguien joven que puede quedarse hasta tarde.
Cuando me desperté desayuné, luego fui a ayudar en la cocina. A la tarde me fui al bosque para relajarme, esta vez me llevé a Canelo, que es más bueno y más miedoso; también a Serpiente. Nos fuimos a cazar algo pero esta vez algo me intento cazar y a mí y a mis perros. Ya estábamos en el bosque, se escuchaban aullidos y lechuzas, Canelo iba atrás, con miedo, Serpiente iba bastante lejos; en eso vimos un venado, cuando Serpiente lo vio fue corriendo hacia él, Canelo se quedó escondido, corrimos y corrimos, yo ya estaba cansado, Canelo también pero Serpiente no. Lo llamé para que no atacara por si lo espantaba, yo quería tener un tiro limpio. Sonó el escopetazo, eso atrajo depredadores; luego de estar cortando el animal para llevármelo escuché el crujido de una rama. Serpiente empezó a gruñir, Canelo se escondió y mi piel se me puso de gallina. Era un oso real, no era chico sino adulto, de los más peligrosos. Intenté no moverme pensando que podía cazarlo pero tenía que traer a Serpiente para que me ayudara. Cuando lo fue a atacar le grite:
-¡Serpiente, nooooo ¡
El oso le pegó un manotazo, lo hizo volar por primera vez. Lo vi llorar, le dolió de verdad, no se podía parar. Luego el oso vino contra mí corriendo, yo disparé, le hice daño, me llegó a atacar cuando lo tuve encima pero Canelo me defendió mordiéndole la pata. Me costaba caminar, me escondí detrás de unos árboles, vi a Serpiente muy herido y me dio tanta rabia que me llené de adrenalina y no me importó la herida en la pierna, recargué la escopeta y cada cartucho lo gasté en el oso. Me acerqué y saqué a Canelo que seguía prendido del oso, el animal soltó un quejido de dolor. Yo siempre llevo un cuchillo así que con él lo liberé del sufrimiento. Luego me desmayé pero Canelo fue al pueblo a pedir ayuda. Vinieron la mayoría de los hombres de la casa, observaron toda la escena: Serpiente dormido y herido, yo desmayado, Canelo super cansado y todo el desastre alrededor.
Cuando me desperté estaba en la casa con mi pierna vendada. No me importó, quería ver a Serpiente, Canelo dormía. Serpiente tenía todo el pecho vendado, me puse a llorar mientras lo abrazaba. Me llevaron a mi cama y me dieron una carta que no sabía de quién era. La abrí, era de mi nieto Vanka. Me pedía que lo fuera a buscar cuando me recuperara.
Cuando nos recuperamos fuimos con los perros a buscarlo. Fuimos casa por casa preguntando hasta que me dijeron que estaba en una casa verde. La encontré y toqué la puerta. Me atendió el zapatero.
-Hola, vengo a buscar a Vanka, soy su abuelo.
Nadie podía creer que la carta de Vanka logró llegar hasta mí. Me dejaron pasar, me llevaron a donde estaba Vanka y cuando miré no lo podíamos creer ni él ni yo. Me invitaron a quedarme a cenar y dormir ya que el bosque es muy peligroso.
Al otro día me lo llevé y a partir de ahí todo cambió. Dejé de arriesgarme y empecé a dedicar más tiempo a mí familia. Vanka tuvo zapatos, mucha comida y todos quedamos alegres de verlo y estar con él. Todo, a partir de ahí, fue muy bueno.
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