"La noche de Navidad", por Brenda González

 

Estaba atardeciendo, me encontraba en lo de los señores Chivarev esperando que se fueran para empezar a rodear y cuidar la casa. Cada tanto tenía que golpear algo para que los ladrones se asustaran y se alejaran de la finca. Me acompañaban dos perros, Canelo y Serpiente. Serpiente casi siempre me trae problemas, ya que a menudo muerde los tobillos de la gente.

Yo salía todas las noches a cuidar la finca, sea noche de Navidad, una noche normal, o San Valentín. Cuando salí escuché unos ruidos extraños por la parte de atrás; enseguida fui junto a Canelo y Serpiente a ver quiénes o qué era. Mientras iba llegando, los ruidos se iban acercando a mí, cada vez más y más, me asusté, y empecé a pegarle a un barril, a las tablas de la casa y a las cajas. Todas las noches se escuchaba lo mismo.

Llegó la noche de Navidad. Cuando los señores Chivarev se fueron, salí a rodear la finca con Canelo y Serpiente, como siempre desde que empezaron los ruidos extraños. A los cinco minutos, escuché los mismos ruidos que venían de la parte de atrás, enseguida fui hacia allí y golpeé un barril unas cuantas veces, pero los ruidos no paraban, cada vez se iban acercando más y más hacia la casa. Decidí golpear unas cinco veces al mismo barril, fuerte, para que se asustaran, no resultó.

De pronto me di cuenta de que me faltaba Canelo, solo estaba acompañándome Serpiente. Como los ruidos se iban haciendo más y más fuertes decidí enfrentar a esas personas, o a lo que fuera. Al acercarme hacia ahí y gritar para enfrentarlos de una vez por todas, salió Canelo asustado y se puso a mi lado. Todo este tiempo había sido él el de los ruidos. En ese momento le pregunté a Canelo por qué lo había hecho y a decirle que no me podía asustar de esa manera. Serpiente sonrió y entendí que fue él quien arrastró a Canelo hacia esto, que siempre fue Serpiente tratando de inculparlo. En ese momento recibí el llamado de una de las cocineras: había llegado una carta de Vanka para mí. Fui inmediatamente, abrí la carta y la leí: Vanka me pedía que lo fuera a buscar.



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