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Estimados lectores

  Esto que tienen ante sus ojos es la coronación de un trabajo de dos meses realizado en el curso de Idioma Español por estudiantes de Segundo año de Ciclo Básico del Colegio Jesús María. Tomando como punto de partida el emblemático cuento “Vanka” del autor ruso Antón Chejov cada estudiante debía elaborar un texto narrativo adoptando la perspectiva de uno de los personajes (asignado previamente por el docente) o focalizándose en él, con la excepción del propio Vanka. En la parte superior de la pantalla, encontrarán los nombres de los personajes, cliqueando allí verán su información y una ilustración hecha por alumnos. Para la lectura de los cuentos deberán cliquear en las tres rayitas (esquina superior izquierda) y buscar -vía etiquetas- el nombre del estudiante o el personaje que tenía asignado. La invitación está hecha, este blog de cuentos es como un gran buzón rebosante de cartas, que ninguna quede sin ser leída. ¡Bienvenidos!

"Vanka, el nuevo aprendiz", por Jerónimo Capote

  Hace tres meses llegó a mi taller un niño llamado Vanka Chukov. Vino a aprender el oficio de zapatero. Tiene nueve años, es huérfano y antes vivía en una aldea cerca de Moscú con su abuelo que era guardia nocturno. Es un niño lento y se nota que no hizo nada en su vida. Se pasa el día llorando porque no tiene comida suficiente. ¡Por favor! ¡Encima que le doy de comer y tiene donde vivir! Se queja porque duerme en el portal. Cuando yo era chico me pegaban porque me comportaba igual que él y terminé aprendiendo. Ni siquiera sirve para cuidar bebés porque se queda dormido. La semana pasada me llamó la maestra para contarme que le había robado pepinos. El día antes de Navidad, cuando venía de comprar cosas para el taller, vi al niño llevando unas botellas de vodka de la taberna para unos adolescentes. Lo llevé a un rincón de la oreja y le dije: - ¡Hey! Oye ¿por qué le estabas dando vodka a esos adolescentes? - Porque me dijeron que si no lo hacía, me iban a pegar -me contestó ...

"Siempre estaré ahí", por Sofía Brasca

  La mayoría de la gente cuando piensa en su infancia tiene recuerdos felices y nostálgicos, pero ese no sería mi caso. Desde que nací nadie me quiso, crecí en un orfanato y no tuve ninguna figura ni paterna ni materna. Hasta que llegó ese zapatero. Era un día soleado y yo tenia alrededor de once años cuando un zapatero de edad avanzada se apareció en la puerta del orfanato en busca de un niño que cumpla sus requisitos para adoptar. Para mi buena suerte yo cumplía todos y cada uno de ellos, así que decidió adoptarme y me cambió el nombre a Alojín en honor a su padre. En primera instancia todo parecía fantástico; me enseñó su oficio, lo ayudaba siempre en el taller, me trataba como si fuera su propio hijo e incluso a veces, si me portaba bien, me daba un obsequio, pero no a todos le agradaba. Recuerdo que había un niño en especial que siempre me molestaba y muchas veces yo terminaba llorando, cada vez que me sucedía esto el zapatero siempre me reconfortaba diciéndome que él si...

"Mi increíble historia", por Iván Henriksen

  Hola, yo soy Serpiente, un perro un poco destacado de los otros. Yo soy un perro delgado y largo, por eso mi nombre es este. Me gusta mucho morder las piernas de las personas cuando están desprevenidas y que se asusten. Mi Amo es una persona muy amable, se llama Constantino Makarich. Nunca se olvida de darme de comer a mí y a Canelo (mi hermano). Esto sería un poco de como soy y mis alrededores, pero después yo tengo un pasado oscuro y es por eso que se me conoce como el perro de las malas vibras… Ya, hace mucho tiempo, alrededor del año 1275 fue mi día de nacimiento y si te preguntas de cómo hice para vivir tantos años ahora te explico. Nací en un tipo de tribu africana llamada Nmbokoco conocida por sus magos, brujas y sus hechizos que en ninguna otra parte del mundo se consiguen ver. Bueno, el día de mi nacimiento fue muy raro. Apenas nací me llevaron a una choza de unos brujos donde me hicieron pruebas de hechizos. Mientras una bruja mezclaba la poción, un brujo recitaba un...

"Terminando con una aventura", por Tomás Shaw

  Un perro llamado Serpiente, a quien querían muy pocas personas. Suele mirar a la gente con ojos acariciadores pero a nadie le inspira confianza, solo a su dueño. Y sí, ese perro soy yo, lamentablemente. Yo vivía en una casa donde mandaban unos señores y no sé por qué mi dueño y sus amigos le llamaban “los patrones”, no entiendo y nunca voy a entender. Solo tengo un amigo que se llama Canelo y de hecho es mi mejor amigo. Me llevo muy bien con él y solemos jugar los tres a asustar. El juego se trata de hacer ruido pero todavía no entiendo por qué lo tenemos que hacer. Solo de noche jugamos a eso, mi dueño va con una linterna y por noche recorremos la casa aproximadamente cien veces. ¿Cansador no? Es cansador pero la verdad que es muy divertido. Llegó aquel día que amábamos con mi amigo Canelo, era una de nuestras cosas favoritas, le llamábamos la destrucción, ya que, comíamos muchas sobras después de una cena que hacían los patrones con sus familiares y arrasábamos, nos c...

"Mi perro es un poco extraño", por Benjamín Stirling

  - Serpiente, Canelo vengan, ya terminó mi horario de guardia -les dije a mis perros. Serpiente es un perro amargado y alargado, a eso le debe su nombre. En cambio Canelo es tranquilo y mas pequeño. Luego de terminar mi horario Serpiente me acompaña hasta que se duerme y después de dormir se escapa a merodear un rato por la aldea. Normalmente sale a correr alguna gallina o rata que también merodea por la zona. Después de un rato mirando feo al que se le cruce vuelve para buscar algo de comer y después dormir unas horas junto a la estufa. Luego de unas dos horas de siesta más o menos, Serpiente queda muy activo, entonces suele molestar a mi otro perro, el Canelo, mientras este trata de correr a otro lado desesperado. Acto seguido, Serpiente trata de ir a cazar algún animal de los campesinos o robar algo de las tiendas pero normalmente fracasa y lo descubren en el acto y lo tratan de agarrar para pegarle. Incluso varias veces estuvo al borde de la muerte pero logró escapar. ...

"La historia de una carta", por Juan Fernando Soler

  En una umbría y lluviosa noche, yo, el zapatero Alojín acababa de recibir un nuevo aprendiz. Pero esta vez fue diferente, realmente confiaba en las capacidades de este joven, un tal Vanka Chukov, pero al parecer el chico no opinaba lo mismo. En su cara se reflejaba un dejo de tristeza, como una carga que lo acompañaba a todos lados. El pequeño entró a la casa, donde se alojaría por indefinido tiempo. Allí mi esposa lo recibió de forma muy amable, como siempre, ocultando su verdadero comportamiento con los recién llegados. Así fue pasando el tiempo, yo me esforzaba porque Vanka fuese el mejor entre todos los alumnos, pero los otros estudiantes le llevaban años de ventaja, y aparentemente, la señora de la casa no le tenía ni un poco de afecto, castigándolo por el más mínimo error, sin ningún motivo aparente. Por mi parte sentía que le exigía demasiado, no solo en la zapatería, sino en todo lo relacionado con la vida independiente, en verdad no me importaba que Vanka me odiase, ...